Dirección.
Néstor Lafleur
Néstor Lafleur
Equpo de trabajo.
Marina Jaureguiberry
Dina Marcuzzi
Daniel Isaguirre
Marcos Helbert
Agradecimientos.
A todas las militantes y los militantes y dirigentes y organizaciones sindicales con los cuales compartimos objetivos, desafios y actividades, y muy especialmente a quienes con su apoyo fundamental han hecho posible esta publicación.
Marina Jaureguiberry
Dina Marcuzzi
Daniel Isaguirre
Marcos Helbert
Agradecimientos.
A todas las militantes y los militantes y dirigentes y organizaciones sindicales con los cuales compartimos objetivos, desafios y actividades, y muy especialmente a quienes con su apoyo fundamental han hecho posible esta publicación.
Presentación.
El objetivo principal de estas publicaciones es hacer un aporte, una contribución, en el marco de los temas imprescindibles a la hora encarar las tareas de la formación sindical de las nuevas generaciones de trabajadores, militantes y delegados gremiales, y, además, para la revisión de la experiencia y la reflexión del conjunto de los dirigentes, en el propio seno de las organizaciones y agrupaciones sindicales, durante esta primera década del siglo XXI.
Sin lugar a dudas, en el caso de este segundo número, el de los Programas Históricos del Movimiento Sindical Argentino es uno de esos temas.
El objetivo principal de estas publicaciones es hacer un aporte, una contribución, en el marco de los temas imprescindibles a la hora encarar las tareas de la formación sindical de las nuevas generaciones de trabajadores, militantes y delegados gremiales, y, además, para la revisión de la experiencia y la reflexión del conjunto de los dirigentes, en el propio seno de las organizaciones y agrupaciones sindicales, durante esta primera década del siglo XXI.
Sin lugar a dudas, en el caso de este segundo número, el de los Programas Históricos del Movimiento Sindical Argentino es uno de esos temas.
Pero también hemos tenido otras motivaciones no menores, tales como:
1- El rescate de la experiencia del Instituto de Estudios Labores (IDEL) con la reedición ampliada y actualizada del documento con los Programas Históricos de La Falda, Huerta Grande y CGT de los Argentinos, publicado en 1984; y
2- El homenaje a todos aquellos militantes populares y sindicales que lucharon por una Democracia plena y por la Justicia Social durante los años de la Resistencia Peronista y luego durante la resistencia a la dictadura genocida instaurada el 24 de marzo de 1976, entre ellos destacamos especialmente a Andrés Framini, Sebastián Borro, Saúl Ubaldini, y también, en nuestra región, Manuel Carrete, metalúrgico, presidente del IDEL, y Antonio Arrarás, dirigente de Asociación de Trabajadores de la Universidad de La Plata.
En este nuevo abordaje, mas integral, ampliado y actualizado, hemos incorporado otros hitos claves de nuestra historia sindical como el Programa del 1º de Mayo de 1890, una breve cronología de sucesos entre 1890 y 1930, la fundación de la Confederación General del Trabajo (1930), y su Programa Mínimo de 1931, una breve referencia al 17 de octubre de 1945 y a la Constitución de los trabajadores (1949), y, mas recientemente, el Programa de los 26 puntos para la Unión Nacional de la CGT en 1986.
Asimismo, agregamos un apéndice, con otros documentos de la CGT, uno que data del 18 de noviembre de 1983, el otro, una declaración del 24 de marzo de 2005 del Consejo Directivo encabezado por Hugo Moyano; y finalmente, un breve extracto de la declaración del CEPLaS fechada en octubre de 2007 que contiene aportes para un nuevo programa minimo, el primero del siglo XXI.
Queda para próximas publicaciones el tratamiento de la evolución y el desarrollo de la estructura de las organizaciones y del modelo sindical, las grandes huelgas, y otros aspectos importantes de la extraordinaria experiencia de la clase trabajadora y el movimiento sindical en la Argentina.
Aunque este es un trabajo colectivo, la responsabilidad por la redacción final, y los errores que pudieran detectarse, corresponde a la Dirección.
La Plata, octubre de 2008.-
Introducción.
Con esta publicación nos proponemos un abordaje objetivo, pero no neutral, de los Programas Históricos del Movimiento Sindical Argentino, como hitos fundamentales que condensaron, sintetizaron, y orientaron, el pensamiento, la estrategia política y las acciones reivindicativas de la gran mayoría de los trabajadores y sus organizaciones, en los respectivos momentos históricos.
A manera de breve racconto.
La dimensión de este emprendimiento remite a los orígenes del movimiento sindical hace poco mas de 150 años, al programa del 1º de mayo de 1890, y al esfuerzo sostenido de las distintas corrientes ideológicas fundadoras (anarquistas, socialistas, sindicalistas, comunistas), algunas de las cuales confluyeron, en forma mayoritaria, en la fundación de la Confederación General del Trabajo –CGT- el 27 de septiembre de 1930.
Posteriormente, la movilización obrera y popular del 17 de octubre de 1945, y la reforma constitucional de 1949, constituyeron sendos hitos fundamentales como expresiones revolucionarias y democráticas, y en términos de acción, pensamiento, derechos sociales, modelo económico y justa distribución de la riqueza. Todo ello con un enorme salto cualitativo y cuantitativo en el modelo de Estado y en el rol, y en el poder político y social del movimiento sindical.
Además, en el mismo sentido, en los últimos cincuenta años, se produjeron iniciativas y hechos político sindicales relevantes, tales como: los Programas de La Falda (Plenario de las 62 Organizaciones, y de las Delegaciones Regionales de la CGT, 1957), de Huerta Grande (Plenario de las 62 Organizaciones, y de las Delegaciones Regionales de la CGT, 1962), de la CGT de los Argentinos, 1º de mayo de 1968), la resistencia a la última dictadura militar (la “segunda década infame” - 1976/1983), junto las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, y otras organizaciones sociales y populares, y de los 26 Puntos de la Unión Nacional (CGT, 1986.
Con posterioridad, a partir de la última década del siglo XX, el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA), conducido por Hugo Moyano (Camioneros), y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), conducida actualmente por Hugo Yasky (CTERA), se destacan como experiencias de resistencia al neoliberalismo y sus diversas expresiones políticas, laborales y sociales.
La situación hoy, a veinticinco años de la recuperación democrática.
Desde 1976 y hasta ahora, el neoliberalismo se constituyó en la doctrina de esa clase propietaria, es decir de la oligarquía, el sector social dominante, un bloque de poder integrado por la elite de los grupos económicos locales y de las empresas transnacionales. Ese modelo político y económico de saqueo, exclusión e injusticia social, consolidó su impronta en la estructura del Estado, de la Sociedad, y de la economía durante los diez años de la presidencia Menen, la “tercera década infame”; y , finalmente, llevó al país a la crisis gravísima, casi terminal, de diciembre de 2001 y principios de 2002, una crisis de amplitud y profundidad sin precedentes en nuestra historia.
Hoy, siete años después, ha quedado atrás el peor momento, y son notorias las mejoras políticas, sociales y económicas logradas durante esta primera etapa de reconstrucción, gracias a la confluencia de las principales políticas públicas, y de las acciones de las organizaciones mayoritarias del movimiento sindical y social.
La reconstrucción de la legitimidad y la autoridad del Estado, y del sistema democrático; la organización y la movilización sindical y social, y el esfuerzo y la solidaridad colectivas, juntos, han sido las claves para estos logros. Pero aún subsisten importantes rémoras estructurales del modelo neoliberal que explican los todavía altos niveles de exclusión y desigualdad social.
Dicho cuadro de situación expresa una relación de fuerzas políticas y sociales que le impone una prioridad estratégica al conjunto de las organizaciones sindicales y sociales: esa prioridad estratégica, a nuestro juicio, es la recomposición del propio movimiento sindical, hacia adentro, y en su relación con el conjunto de las organizaciones sociales. Estamos hablando nada menos que de una auténtica recomposición histórica del movimiento popular en Argentina. Esta recomposición es condición necesaria, sine qua non, para garantizar el objetivo estratégico de realizar la Justicia Social y la distribución progresiva de la riqueza en nuestro tiempo.
Estamos frente a un escenario complejo que los trabajadores y los dirigentes sindicales debemos analizar con una visión amplia, profunda e histórica; a eso precisamente apunta el aporte de este Cuaderno, y la propuesta de debatir la posibilidad de un nuevo programa en estas circunstancias nacionales, regionales e incluso, por supuesto, mundiales.
En esta primera década del siglo XXI, muy cerca del Bicentenario de la Revolución de Mayo, la clase trabajadora nacional y sus organizaciones, el movimiento sindical y social, enfrentan el desafío, y la responsabilidad histórica, de protagonizar la construcción de un Nuevo Proyecto Nacional, con plena democracia, con recuperación de la soberanía, y con inclusión y Justicia Social.
CRONOLOGIA 1890 / 1930
1890.
Primera conmemoración del 1º de mayo en Argentina y en el mundo.
Crisis económica y crack bursátil. La cesación de pagos de la Argentina coloca al banco británico Baring Brothers al borde de la quiebra. El Banco de Inglaterra decide hacer un salvataje con fondos propios, del Banco de Francia, y de banqueros privados de Europa y Nueva York.
Revolución del Parque. Se funda la Unión Cívica.
1891.
Fundación de la Federación de Trabajadores de la República Argentina (o de la Región Argentina, según los autores), la primera central única sindical.
1894/95.
Huelgas por la reducción de la jornada de trabajo.
1896.
Primera gran huelga ferroviaria. Se inicia en los talleres de Tolosa (La Plata), reivindicando la jornada de 8 horas. Se funda el Partido Socialista.
1897.
Primera asamblea de desocupados en el Teatro Doria (Capital Federal).
1901.
Fundación de la Federación Obrera Argentina (FOA) – 25 de mayo-
1902.
Huelga general, considerada la primera de esas características.
Como respuesta el gobierno (Julio A. Roca) impulsa, y el Congreso aprueba la ley nº 4.144, llamada de “residencia”, que permite la expulsión inmediata del país de todos los extranjeros “indeseables”. Se declara el estado de sitio.
1903.
Fundación de la Unión General de Trabajadores (UGT), de tendencia socialista.
1904.
La policía reprime la manifestación del 1º de mayo. Aparece el periódico La Protesta (anarquista). La FOA pasa a llamarse Federación Obrera de la Región Argentina (FORA). Bialet Massé presenta su informe sobre la situación de los trabajadores en todo el país. Joaquín V. González (ministro del Interior) envía un proyecto de Código del Trabajo al Congreso.
1905.
Huelgas por la jornada de 8 horas. Revolución radical encabezada por Hipólito Irigoyen que practica dos tácticas combinadas: los levantamientos armados y la abstención electoral (las mismas que los yrigoyenistas retomaran parcialmente durante la primera década infame -1930/1943-).
1907.
Huelgas generales en Rosario y Bahía Blanca. Gran huelga de inquilinos de conventillos en Buenos Aires. Creación del Departamento Nacional del Trabajo, como una dependencia del Ministerio del Interior.
1909.
Masacre del 1º de mayo. Huelga general en la Semana de Mayo, convocada en conjunto por la FOA. y la UGT. En un nuevo intento de construir una central sindical se funda la Confederación Obrera de la República Argentina (CORA), de mayoría sindicalista, aunque también integrada por socialistas y anarquistas.
1910.
Celebración del primer Centenario de la Revolución de Mayo, con estado de sitio. Entre 1907 y 1910 se registraron 785 huelgas.
1912.
Se aprueba la ley Sáenz Peña de voto secreto y obligatorio (sólo para los hombres). Grito de Alcorta: protesta de arrendatarios, chacareros y pequeños productores de la “pampa gringa”.
1914.
Según el Censo nacional, la población asciende a 7.884.900 habitantes (con 5.314.200 en la región litoral y mesopotámica). Los establecimientos fabriles son aprox. 30.000, y emplean a unos 300.000 obreros.
La guerra europea (Primera Guerra Mundial –1914/1918-) provoca el cierre de la importaciones, y alienta el desarrollo de industrias para sustituirlas.
1915.
IX Congreso de la FORA. Primera ley de accidentes de trabajo.
1916.
Se inicia el primer gobierno radical. Yrigoyen asume el 12 de octubre.
1916/1917.
Huelgas de portuarios y ferroviarios.
1919.
Semana Trágica. La huelga comienza por mejoras salariales y en las condiciones laborales en los talleres Vasena (barrio de Nueva Pompeya, cerca del Riachuelo). El 7 de enero los piquetes obreros son atacados por crumiros (rompehuelgas) y matones contratados por la patronal, mueren 5 obreros. La huelga adquiere carácter insurreccional: se levantan los barrios obreros, la FORA (del V Congreso) declara la huelga general, y la resistencia, incluso armada, se despliega en gran parte de la ciudad de Buenos Aires. Se levantó el día 11, y se estima que hubo unos 100 muertos y varios cientos de heridos entre los huelguistas, como también bajas entre las fuerzas represivas.
1920.
Comienzan las huelgas en Santa Cruz. La Sociedad Obrera de Oficios Varios, con sede en Río Gallegos presenta un petitorio a la Sociedad Rural con una serie de denuncias y reclamos originados en el trato inhumano que recibían los peones rurales en las grandes estancias del sur. Se llega a un primer acuerdo.
1921.
La Patagonia Trágica. Ante el incumplimiento de los terratenientes de la Sociedad Rural, en febrero, los peones retoman y extienden la huelga a toda la provincia. El gobierno nacional envía al ejército, el Coronel Varela despliega una brutal represión con fusilamientos, cárcel y exilio a miles de trabajadores.
1922.
Segundo gobierno radical, con la presidencia de Marcelo T. de Alvear.
1926.
Se funda la Confederación Obrera Argentina (COA), integradas por socialistas y sindicatos independientes.
1928.
Nueva presidencia de Irigoyen. Asume con fuerte respaldo popular.
1930.
Caída de Irigoyen (6 set.). Dictadura militar del Gral. Uriburu.
1890.
Primera conmemoración del 1º de mayo en Argentina y en el mundo.
Crisis económica y crack bursátil. La cesación de pagos de la Argentina coloca al banco británico Baring Brothers al borde de la quiebra. El Banco de Inglaterra decide hacer un salvataje con fondos propios, del Banco de Francia, y de banqueros privados de Europa y Nueva York.
Revolución del Parque. Se funda la Unión Cívica.
1891.
Fundación de la Federación de Trabajadores de la República Argentina (o de la Región Argentina, según los autores), la primera central única sindical.
1894/95.
Huelgas por la reducción de la jornada de trabajo.
1896.
Primera gran huelga ferroviaria. Se inicia en los talleres de Tolosa (La Plata), reivindicando la jornada de 8 horas. Se funda el Partido Socialista.
1897.
Primera asamblea de desocupados en el Teatro Doria (Capital Federal).
1901.
Fundación de la Federación Obrera Argentina (FOA) – 25 de mayo-
1902.
Huelga general, considerada la primera de esas características.
Como respuesta el gobierno (Julio A. Roca) impulsa, y el Congreso aprueba la ley nº 4.144, llamada de “residencia”, que permite la expulsión inmediata del país de todos los extranjeros “indeseables”. Se declara el estado de sitio.
1903.
Fundación de la Unión General de Trabajadores (UGT), de tendencia socialista.
1904.
La policía reprime la manifestación del 1º de mayo. Aparece el periódico La Protesta (anarquista). La FOA pasa a llamarse Federación Obrera de la Región Argentina (FORA). Bialet Massé presenta su informe sobre la situación de los trabajadores en todo el país. Joaquín V. González (ministro del Interior) envía un proyecto de Código del Trabajo al Congreso.
1905.
Huelgas por la jornada de 8 horas. Revolución radical encabezada por Hipólito Irigoyen que practica dos tácticas combinadas: los levantamientos armados y la abstención electoral (las mismas que los yrigoyenistas retomaran parcialmente durante la primera década infame -1930/1943-).
1907.
Huelgas generales en Rosario y Bahía Blanca. Gran huelga de inquilinos de conventillos en Buenos Aires. Creación del Departamento Nacional del Trabajo, como una dependencia del Ministerio del Interior.
1909.
Masacre del 1º de mayo. Huelga general en la Semana de Mayo, convocada en conjunto por la FOA. y la UGT. En un nuevo intento de construir una central sindical se funda la Confederación Obrera de la República Argentina (CORA), de mayoría sindicalista, aunque también integrada por socialistas y anarquistas.
1910.
Celebración del primer Centenario de la Revolución de Mayo, con estado de sitio. Entre 1907 y 1910 se registraron 785 huelgas.
1912.
Se aprueba la ley Sáenz Peña de voto secreto y obligatorio (sólo para los hombres). Grito de Alcorta: protesta de arrendatarios, chacareros y pequeños productores de la “pampa gringa”.
1914.
Según el Censo nacional, la población asciende a 7.884.900 habitantes (con 5.314.200 en la región litoral y mesopotámica). Los establecimientos fabriles son aprox. 30.000, y emplean a unos 300.000 obreros.
La guerra europea (Primera Guerra Mundial –1914/1918-) provoca el cierre de la importaciones, y alienta el desarrollo de industrias para sustituirlas.
1915.
IX Congreso de la FORA. Primera ley de accidentes de trabajo.
1916.
Se inicia el primer gobierno radical. Yrigoyen asume el 12 de octubre.
1916/1917.
Huelgas de portuarios y ferroviarios.
1919.
Semana Trágica. La huelga comienza por mejoras salariales y en las condiciones laborales en los talleres Vasena (barrio de Nueva Pompeya, cerca del Riachuelo). El 7 de enero los piquetes obreros son atacados por crumiros (rompehuelgas) y matones contratados por la patronal, mueren 5 obreros. La huelga adquiere carácter insurreccional: se levantan los barrios obreros, la FORA (del V Congreso) declara la huelga general, y la resistencia, incluso armada, se despliega en gran parte de la ciudad de Buenos Aires. Se levantó el día 11, y se estima que hubo unos 100 muertos y varios cientos de heridos entre los huelguistas, como también bajas entre las fuerzas represivas.
1920.
Comienzan las huelgas en Santa Cruz. La Sociedad Obrera de Oficios Varios, con sede en Río Gallegos presenta un petitorio a la Sociedad Rural con una serie de denuncias y reclamos originados en el trato inhumano que recibían los peones rurales en las grandes estancias del sur. Se llega a un primer acuerdo.
1921.
La Patagonia Trágica. Ante el incumplimiento de los terratenientes de la Sociedad Rural, en febrero, los peones retoman y extienden la huelga a toda la provincia. El gobierno nacional envía al ejército, el Coronel Varela despliega una brutal represión con fusilamientos, cárcel y exilio a miles de trabajadores.
1922.
Segundo gobierno radical, con la presidencia de Marcelo T. de Alvear.
1926.
Se funda la Confederación Obrera Argentina (COA), integradas por socialistas y sindicatos independientes.
1928.
Nueva presidencia de Irigoyen. Asume con fuerte respaldo popular.
1930.
Caída de Irigoyen (6 set.). Dictadura militar del Gral. Uriburu.
CGT - Fundación (1930) y Programa mínimo (1931)
Luego de largos años de infructuosos esfuerzos para fortalecer al movimiento obrero en torno a un central única, en julio de 1928 por iniciativa de la Federación Obrera Poligráfica Argentina (FOPA) se iniciaron las gestiones de unidad entre la Unión Sindical Argentina (USA), que agrupaba a los sindicalistas, y la Confederación Obrera Argentina (COA), de tendencia socialista.
En 1929 los delegados de las tres organizaciones aprobaron las bases para la fusión, y acordaron también conformar un Comité Nacional Sindical "que asumirá la representación de la organización obrera unificada"; todo lo cual fue sometido luego a consulta de los afiliados cotizantes, y aprobado en un referéndum.
Largas y laboriosas negociaciones fueron limando asperezas y atenuando mutuas desconfianzas, hasta que la represión desencadenada por el régimen militar instaurado tras el golpe de Estado del General Uriburu contra el Presidente Yrigoyen, el 6 de septiembre de 1930, dio el impulso decisivo para estrechar filas en defensa de la propia supervivencia del movimiento sindical.
Poco después, con la participación de las principales organizaciones de entonces: ferroviarios (Unión Ferroviaria), empleados de comercio, obreros de la construcción, estatales (ATE), bancarios, maquinistas (La Fraternidad), alimentación, metalúrgicos, cerveceros, etc., que sumaban aprox. 70.000 afiliados cotizantes, quedó constituido el Comité Nacional con Luis Cerrutti (UF), como secretario general; así quedó formalizada, el 27 de setiembre de 1930, la fundación de la Confederación General del Trabajo (CGT). Programa Mínimo de 1931.
El Programa mínimo que la CGT planteado en 1931 siguió teniendo vigencia durante toda la década siguiente, y representa una buena síntesis de las principales necesidades y aspiraciones de la clase obrera.
Sus reivindicaciones eran las siguientes:
1 - Reconocimiento de los sindicatos. Por el mero hecho de existir los sindicatos serán considerados como instituciones de bien público, con facultades para vigilar la aplicación de la legislación social.
2 - Jornada de trabajo y vacaciones. 8 horas de trabajo para adultos en trabajos diurnos y 6 en trabajaos nocturnos y en las industrias insalubres. El ciclo semanal será de 5 días como máximo. Vacaciones anuales con goce de sueldo.
3 - Derecho de vida y seguro social. Salario mínimo fijado periódicamente por comisiones integradas por representantes de los sindicatos obreros y de organizaciones patronales de industria y región. Establecimiento del seguro nacional sobre la desocupación, enfermedad, vejez y maternidad.
4 - Intervención obrera. Intervención y contralor de la organización obrera en diversos organismos del Estado.
5 - Oficinas de colocación. Supresión de las agencias particulares; las oficinas de colocación serán establecidas por las municipalidades y en su administración tendrán intervención directa los sindicatos.
6 - Protección a la maternidad. Pensión proporcional al número de hijos menores de 14 años a toda mujer sin marido y sin recursos.
7- Defensa de la infancia. Instrucción pública y obligatoria, laica y gratuita. hasta los 14 años, debiendo el Estado proveer, también gratuitamente, alimentos, vestidos y útiles necesarios a la enseñanza.
8 - Ley 9688 (Accidentes de trabajo). Reforma de la ley en estos aspectos: las incapacidades se contarán desde que se produce el accidente. Extensión de la ley a todos los asalariados indistintamente. Aumentar los beneficios de la indemnización parcial al 100% del salario. Elevar las indemnizaciones máximas a $ 15.000.- Supresión del límite de salario para tener derecho a los beneficios de la ley. Los seguros por accidente estarán a cargo del Estado.
9 - Estabilidad y escalafón para los trabajadores del Estado y demás entidades de carácter público.
10 - Carestía de la vida. Fijación de los alquileres rústicos y urbanos con arreglo al valor; construcción de casas económicas para los obreros por cuenta del Estado y las municipalidades.
11- Derogación de la ley 4144.
2 - Jornada de trabajo y vacaciones. 8 horas de trabajo para adultos en trabajos diurnos y 6 en trabajaos nocturnos y en las industrias insalubres. El ciclo semanal será de 5 días como máximo. Vacaciones anuales con goce de sueldo.
3 - Derecho de vida y seguro social. Salario mínimo fijado periódicamente por comisiones integradas por representantes de los sindicatos obreros y de organizaciones patronales de industria y región. Establecimiento del seguro nacional sobre la desocupación, enfermedad, vejez y maternidad.
4 - Intervención obrera. Intervención y contralor de la organización obrera en diversos organismos del Estado.
5 - Oficinas de colocación. Supresión de las agencias particulares; las oficinas de colocación serán establecidas por las municipalidades y en su administración tendrán intervención directa los sindicatos.
6 - Protección a la maternidad. Pensión proporcional al número de hijos menores de 14 años a toda mujer sin marido y sin recursos.
7- Defensa de la infancia. Instrucción pública y obligatoria, laica y gratuita. hasta los 14 años, debiendo el Estado proveer, también gratuitamente, alimentos, vestidos y útiles necesarios a la enseñanza.
8 - Ley 9688 (Accidentes de trabajo). Reforma de la ley en estos aspectos: las incapacidades se contarán desde que se produce el accidente. Extensión de la ley a todos los asalariados indistintamente. Aumentar los beneficios de la indemnización parcial al 100% del salario. Elevar las indemnizaciones máximas a $ 15.000.- Supresión del límite de salario para tener derecho a los beneficios de la ley. Los seguros por accidente estarán a cargo del Estado.
9 - Estabilidad y escalafón para los trabajadores del Estado y demás entidades de carácter público.
10 - Carestía de la vida. Fijación de los alquileres rústicos y urbanos con arreglo al valor; construcción de casas económicas para los obreros por cuenta del Estado y las municipalidades.
11- Derogación de la ley 4144.
Los Programas de La Falda y Huerta Grande
El Programa de La Falda, de agosto de 1957, y el de Huerta Grande, de junio de 1962, son los dignos antecedentes del Programa del 1º de Mayo, que en esa fecha de 1968 se publicó en el primer número del periódico de la CGT de los Argentinos.
El golpe de 1955 destruyó las conquistas sociales y políticas logradas por los trabajadores. Para resistir y luchar en contra del imperialismo y la oligarquía, el movimiento obrero realizó propuestas políticas, sociales y económicas, con el objeto de evitar la dispersión y neutralizar el discurso oficial.
La resistencia a los planes de la dictadura fue llevada a cabo por cuadros de segunda y tercera línea del peronismo junto a los dirigentes que estaban en la CGT Auténtica, como Andrés Framini (textiles), Dante Viel (estatales), y Natalini (Luz y Fuerza). En los años 1956 y 1957, la lucha por la recuperación de los gremios, intervenidos por los militares, se centró fundamentalmente en los sindicatos industriales.
La mayoría de esos nuevos dirigentes, como Sebastián Borro en el Frigorífico Lisandro de la Torre, eran peronistas del campo nacional y popular. La primera CGT Regional recuperada fue la de Córdoba, que el primero de julio de 1957 elige en Plenario General a Atilio López de UTA como Secretario General (CGT legal).
Pese al Estado de Sitio, las proscripciones y la cárcel para sus dirigentes más combativos, el Movimiento Obrero era un verdadero dolor de cabeza para Aramburu y compañía. El 27 de septiembre de 1957 cuarenta gremios recuperados convocaron a un multitudinario paro nacional.
En el marco de esa efervescencia política contra la entrega, la CGT de Córdoba convocó a un Plenario Nacional de Delegaciones Regionales y de las 62 Organizaciones, que se llevó a cabo en La Falda, Córdoba, donde se aprobó un programa obrero, basado en las grandes banderas históricas del peronismo.
El Programa de La Falda
Para la Independencia Económica:
a) Comercio exterior
Control estatal del comercio exterior sobre las bases de la forma de un monopolio estatal.
Liquidación de los monopolios extranjeros de importación y exportación.
Control de los productores en las operaciones comerciales con un sentido de defensa de la renta nacional. Planifica¬ción del proceso en vista a las necesidades del país, en función de su desarrollo histórico, teniendo presente el inte¬rés de la clase laboriosa.
Ampliación y diversificación de los mercados internacio¬nales.
Denuncia de todos los pactos lesivos de nuestra independencia económica.
Planificación de la comercialización teniendo presente nuestro desarrollo interno.
Integración económica con los pueblos hermanos de Latinoamérica, sobre las bases de las experiencias realizadas.
b) En el orden interno
Política de alto consumo interno; altos salarios, mayor producción para el país con sentido nacional.
Desarrollo de la industria liviana adecuada a las necesidades del país.
Incremento de una política económica tendiente a lograr la consolidación de la industria pesada, base de cualquier desarrollo futuro.
Política energética nacional; para ello se hace indispensable la nacionalización de las fuentes naturales de energía y su explotación en función de las necesidades del desarrollo del país.
Nacionalización de los frigoríficas extranjeros, a fin de posibilitar la eficacia del control del comercio exterior, sustrayendo de manos de los monopolios extranjeros dichos resortes básicos de nuestra economía.
Soluciones de fondo, con sentido nacional a los problemas económicos regionales sobre la base de integrar dichas economías a las reales necesidades del país, superando la actual división entre "provincias ricas y provincias pobres”.
Control centralizado del crédito por parte del Estado, adecuándolo a un plan de desarrollo integral de la economía con vistas a los intereses de los trabajadores.
Programa agrario, sintetizado en: mecanización del agro, "tendencia de la industria nacional", expropiación del latifundio y extensión del cooperativismo agrario, en procura de que la tierra sea de quien la trabaja.
c) Para la Justicia Social
Control obrero de la producción y distribución de la riqueza nacional, mediante la participación efectiva de los trabajadores en la elaboración y ejecución del plan económico general, a través de las organizaciones sindicales; participación en la dirección de las empresas privadas y públicas, asegurando, en cada caso, el sentido social de la riqueza; control popular de precios.
Salario mínimo, vital y móvil.
Previsión social integral: unificación de los beneficios y extensión de los mismos a todos los sectores del trabajo.
Reformas de la legislación laboral tendientes a adecuarla al momento histórico y de acuerdo al plan general de transformación popular de la realidad argentina.
Creación del organismo estatal que con el control obrero posibilite la vigencia real de las conquistas y legislaciones sociales.
Estabilidad absoluta de los trabajadores.
Fuero sindical.
d) Para la Soberanía Política
Elaboración del gran plan político-económico-social de la realidad argentina, que reconozca la presencia del movimiento obrero como fuerza fundamental nacional, a través de su participación hegemónica en la confección y dirección del mismo.
Fortalecimiento del estado nacional popular, tendiente a lograr la destrucción de los sectores oligárquicos antinacionales y sus aliados extranjeros, y teniendo presente que la clase trabajadora es la única fuerza argentina que representa en sus intereses los anhelos del país mismo, a lo que agrega su unidad de planteamientos de lucha y fortaleza.
Dirección de la acción hacia un entendimiento integral (político-económico) con las naciones hermanas latinoamericanas.
Acción política que reemplace las divisiones artificiales internas, basadas en el federalismo liberal y falso.
Libertad de elegir y ser elegido, sin inhabilitaciones, y el fortalecimiento definitivo de la voluntad popular.
Solidaridad de la clase trabajadora con las luchas de liberación nacional de los pueblos oprimidos.
Política internacional independiente.
Programa de Huerta Grande
La presión popular y la lucha obrera colocó en tiempo de descuento a la dictadura de Aramburu y Rojas. Así se dispuso llamar a elecciones con la proscripción total del peronismo, por lo que al movimiento nacional le quedaba la opción de votar en blanco o a alguno de los partidos autorizados como un mal menor. Ese fue el espacio ocupado por el desarrollismo y que dio origen a la tendencia integracionista dentro del sindicalismo (Eleuterio Cardozo); que será perfeccionada luego por Augusto Vandor.
En 1958 los peronistas se dividieron entre los que votaron en blanco y los que obedecieron la orden de Perón de apoyar a Frondizi, con quien había realizado un pacto (que incluía la devolución de la CGT y la sanción de una ley de asociaciones profesionales que respetara la estructura y principios del sindicalismo nacional). Cuando el nuevo presidente dejó en claro su política. el pacto estalló en mil pedazos. En esa coyuntura, en 1959, luego de una huelga general realizada por las 62 Organizaciones para apoyar la lucha de los obreros del frigorífico municipal Lisandro de la Torre en contra de su privatización, Frondizi lanzó el Plan Conintes que disparó una represión masiva de los trabajadores. La defensa de la Soberanía Nacional y la reconquista de la CGT fueron los objetivos planteados por el movimiento obrero, que se cristalizará en marzo de 1961 con la devolución de la central obrera.
Las elecciones de 1962 en la Provincia de Buenos Aires fueron de vital importancia ya que el peronismo logró un triunfo contundente, pese a las maniobras del gobierno y los colaboracionistas como Vandor. En esa ocasión fueron elegidos, entre otros, como gobernador, Andrés Framini (textiles), y como diputados Sebastián Borro (Frigorífico Nacional), Jorge Di Pascuale (Farmacia), Roberto García (Caucho), Eustaquio Tolosa (Portuarios).
Los militares volvieron a dar la espalda al pueblo. Primero presionaron para anular las elecciones y luego derrocaron a Frondizi, pero sin tomar directamente el gobierno, que quedó en manos del presidente del Senado José María Guido.
En ese contexto, en un Plenario Nacional de las 62 Organizaciones realizado en Huerta Grande, Córdoba, se aprobó un programa en base a la lucha contra la oligarquía del Peronismo y el "giro a la izquierda" alentado por Perón desde Madrid, y que fuera expresado en el discurso de Andrés Framini. Amado Olmos, el gran dirigente del gremio de la Sanidad, fue otro de los más destacados protagonistas del plenario e impulsor de muchas de las definiciones alcanzadas. Estos son los diez puntos del Programa de Huerta Grande.
1.Nacionalizar todos los bancos y establecer un sistema bancario estatal y centralizado.
2.Implantar el control estatal sobre el comercio exterior
3.Nacionalizar los sectores claves de la economía: siderurgia, electricidad, petróleo y frigoríficas.
4.Prohibir toda exportación directa o indirecta de capitales.
5.Desconocer los compromisos financieros del país, firmados a espaldas del pueblo.
6.Prohibir toda importación competitiva con nuestra producción.
7.Expropiar a la oligarquía terrateniente sin ningún tipo de compensación.
8.Implantar el control obrero sobre la producción.
9.Abolir el secreto comercial y fiscalizar rigurosamente las sociedades comerciales.
10.Planificar el esfuerzo productivo en función de los intereses de la Nación y el Pueblo Argentino, fijando líneas de prioridades y estableciendo topes mínimos y máximos de producción.
PROGRAMA DEL 1 DE MAYO DE 1968
El 1º de mayo de 1968 aparece el Nº 1 del periódico de la CGT. Unos pocos meses antes, en Puerta de Hierro, Madrid, el Gral Perón le había presentado a Raimundo Ongaro a un periodista y escritor que, entre otras cosas, había sido el co-fundador de la Agencia cubana Prensa Latina y quien desencriptó los mensajes que alertaron a los cubanos sobre el intento de invasión norteamericana a Cuba, en Playa Girón: Rodolfo Walsh.
En ese número del periódico aparece publicado por primera vez el Programa del 1º de Mayo.
En él puede leerse: “La clase trabajadora argentina no reprueba una forma determinada del capitalismo, las cuestiona a todas”. Y más adelante: “La clase tabajadora tiene como misión histórica la destrucción hastasus cimientos del sistema capitalista de producción y distribución de bienes”. Y para precisar el contenido específico de este cuestionamiento del sistema capitalista, como así también del socialismo que se intenta construir: “La historia del movimiento obrero, nuestra situación concreta como clase y la situación del país nos llevan a cuestionar el fundamento mismo de esta sociedad: la compraventa del trabajo y la propiedad privada de los medios de producción”.Está claro, entonces, que, mal que les pese a los burócratas reformistas y a los políticos del nacionalismo burgués, para el peronismo obrero verdaderamente nacionalista y revolucionario la lucha de liberación nacional se identifica en un mismo proyecto histórico con la lucha de liberación social de los trabajadores, la destrucción del sistema capitalista y la construcción de una patria socialista.
Mensaje a los trabajadores y el pueblo - Mayo de 1968
Programa del 1º de Mayo
1.Nosotros, representantes de la CGT de los Argentinos, legalmente constituida en el congreso normalizador Amado Olmos, en este Primero de Mayo nos dirigimos al pueblo.
Los invitamos a que nos acompañen en un examen de conciencia, una empresa común y un homenaje a los forjadores, a los héroes y los mártires de la clase trabajadora.
En todos los países del mundo ellos han señalado el camino de la liberación. Fueron masacrados en oscuros calabozos como Felipe Vallese, cayeron asesinados en los ingenios tucumanos, como Hilda Guerrero. Padecen todavía en injustas cárceles.
En esas luchas y en esos muertos reconocemos nuestro fundamento, nuestro patrimonio, la tierra que pisamos, la voz con que queremos hablar, los actos que debemos hacer: esa gran revolución incumplida y traicionada pero viva en el corazón de los argentinos.
2.Durante años solamente nos han exigido sacrificios. Nos aconsejaron que fuésemos austeros: lo hemos sido hasta el hambre.
Nos pidieron que aguantáramos un invierno: hemos aguantado diez. Nos exigen que racionalicemos: así vamos perdiendo conquistas que obtuvieron nuestros abuelos. Y cuando no hay humillación que nos falte padecer ni injusticia que reste cometerse con nosotros, se nos pide irónicamente que “participemos”.
Les decimos: ya hemos participado, y no como ejecutores sino como víctimas en las persecuciones, en las torturas, en las movilizaciones, en los despidos, en las intervenciones, en los desalojos.
No queremos esa clase de participación.
Un millón y medios de desocupados y subempleados son la medida de este sistema y de este gobierno elegido por nadie. La clase obrera vive su hora más amarga. Convenios suprimidos, derechos de huelga anulados, conquistas pisoteadas, gremios intervenidos, personerías suspendidas, salarios congelados.
La situación del país no puede ser otro que un espejo de la nuestra. El índice de mortalidad infantil es cuatro veces superior al de los países desarrollados, veinte veces superior en zonas de Jujuy donde un niño de cada tres muere antes de cumplir un año de vida. Más de la mitad de la población está parasitada por la anquilostomiasis en el litoral norteño; el cuarenta por ciento de los chicos padecen de bocio en Neuquén; la tuberculosis y el mal de Chagas causan estragos por doquier. La deserción escolar en el ciclo primario llega al sesenta por ciento; al ochenta y tres por ciento en Corrientes, Santiago del Estero y el Chaco; las puertas de los colegios secundarios están entornadas para los hijos de los trabajadores y definitivamente cerradas las de la Universidad.
La década del treinta resucita en todo el país con su cortejo de miseria y de ollas populares.
Cuatrocientos pesos son un jornal en los secaderos de yerba, trescientos en los obrajes, en los cañaverales de Tucumán se olvida ya hasta el aspecto del dinero.
A los desalojos rurales se suma ahora la reaccionaria ley de alquileres, que coloca a decenas de miles de comerciantes y pequeños industriales en situación de desalojo, cese de negocios y aniquilamiento del trabajo de muchos años.
No queda ciudad en la República sin su cortejo de villas miserias donde el consumo de agua y energía eléctrica es comparable al de las regiones interiores del Africa. Un millón de personas se apiñan alrededor de Buenos Aires en condiciones infrahumanas, sometidas a un tratamiento de gheto y a las razzias nocturnas que nunca afectan las zonas residenciales donde algunos “correctos” funcionarios ultiman la venta del país y donde jueces “impecables” exigen coimas de cuarenta millones de pesos.
Agraviados en nuestra dignidad, heridos en nuestros derechos, despojados de nuestras conquistas, venimos a alzar en el punto donde otros las dejaron, viejas banderas de la lucha.
3.Grandes países que salieron devastados de la guerra, pequeños países que aún hoy soportan invasiones e implacables bombardeos, han reclamado de sus hijos penurias mayores que las nuestras. Si un destino de grandeza nacional, si la defensa de la patria, si la definitiva liquidación de las estructuras explotadoras fuesen la recompensa inmediata o lejana de nuestros males, ¿qué duda cabe de que los aceptaríamos en silencio?
Pero no es así. El aplastamiento de la clase obrera va acompañado de la liquidación de la industria nacional, la entrega de todos los recursos, la sumisión a los organismos financieros internacionales. Asistimos avergonzados a la culminación, tal vez el epílogo de un nuevo período de desgracias.
Durante el año 1967 se ha completado prácticamente la entrega del patrimonio económico del país a los grandes monopolios norteamericanos y europeos. En 1958 el cincuenta y nueve por ciento de lo facturado por las cincuenta empresas más grandes del país correspondía a capitales extranjeros; en 1965 esa cifra ascendía al sesenta y cinco por ciento; hoy se puede afirmar que tres cuartas partes del gran capital invertido pertenece a los monopolios.
La empresa que en 1965 alcanzó la cifra más alta de ventas en el país, en 1968 ha dejado de ser argentina. La industria automotriz está descoyuntada, dividida en fragmentos que han ido a parar uno por uno a los grupos monopolistas. Viejas actividades nacionales como la manufactura de cigarrillos pasaron en bloque a intereses extranjeros. El monopolio norteamericano del acero está a punto de hacer su entrada triunfal. La industria textil y la de la alimentación están claramente penetradas y amenazadas.
Elmétodo que permitió este escandoloso despojo no puede ser más simple. El gobierno que surgió con el apoyo de las fuerzas armadas, elegido por nadie, rebajó los aranceles de importación, los monopolios aplicaron la ley de la selva —el dumping—, los fabricantes nacionales, hundiéronse. Esos mismos monopolios, sirviéndose de bancos extranjeros ejecutaron luego a los deudores, llenaron de créditos a sus mandantes que con dinero argentino compraron a precio de bancarrota las empresas que el capital y el trabajo nacional habían levantado en años de esfuerzo y sacrificio.
Este es el verdadero rostro de la libre empresa,de la libre entrega, filosofía oficial del régimen por encima de ilusorias divisiones entre “nacionalistas” y “liberales”, incapaces de ocultar la realidad de fondo que son los monopolios en el poder.
Este poder de los monopolios que con una mano aniquila a la empresa privada ncional, con la otra amenaza a las empresas del Estado donde la racionalización no es más que el prólogo de la entrega, y anuda los últimos lazos de la dependencia financiera. Es el Fondo Monetario Internacional el que fija el presupuesto del país y decide si nuestra moneda se cotiza o no en los mercados internacionales. Es el Banco Mundial el que planifica nuestras industrias claves. Es el Banco Interamericano de Desarrollo el que indica en qué países podemos comprar. Son las compañías petroleras las que cuadriculan el territorio nacional y de sus mares aledaños con el mapa de sus inicuas concesiones. El proceso de concentración monopolista desatado por el gobierno no perdonará un solo renglón de la actividad nacional. Poco más y sólo faltará desnacionalizar la tradición argentina y los museos.
La participación que se nos pide es, además de la ruina de la clase obrera, el consentimiento de la entrega. Y eso no estamos dispuestos a darlo los trabajadores argentinos.
4.La historia del movimiento obrero, nuestra situación concreta como clase y la situación del país nos llevan a cuestionar el fundamento mismo de esta sociedad: la compraventa del trabajo y la propiedad privada de los medios de producción.
Afirmamos que el hombre vale por sí mismo, independientemente de su rendimiento. No se puede ser un capital que rinde un interés, como ocurre en una sociedad regida por los monopolios dentro de la filosofía libreempresista. El trabajo constituye una prolongación de la persona humana, que no debe comprarse ni venderse. Toda compra o venta del trabajo es una forma de esclavitud.
La estructura capitalista del país, fundada en la absoluta propiedad privada de los medios de producción, no satisface sino que frustra las necesidades colectivas, no promueve sino que traba el desarrollo individual. De ella no puede nacer una sociedad justa ni cristiana.
El destino de los bienes es servir a la satisfacción de las necesidades de todos los hombres. En la actualidad prácticamente todos los bienes se hallan apropiados, pero no todos los hombres pueden satisfacer sus necesidades: el pan tiene dueño pero un dueño sin hambre. He aquí al descubierto la barrera que separa las necesidades humanas de los bienes destinados a satisfacerlas: el derecho de propiedad tal como hoy es ejercido.
Los trabajadores de nuestra patria, compenetrados del mensaje evangélico de que los bienes no son propiedad de los hombres sino que los hombres deben administrarlos para que satisfagan las necesidades comunes, proclamamos la necesidad de remover a fondo aquellas estructuras.
Para ello retomamos pronunciamientos ya históricos de la clase obrera argentina, a saber:• La propiedad sólo debe existir en función social.
• Los trabajadores, auténticos creadores del patrimonio nacional, tenemos derecho a intervenir no sólo en la producción, sino en la administración de las empresas y la distribución de los bienes.
• Los sectores básicos de la economía pertenecen a la Nación. El comercio exterior, los bancos, el petróleo, la electricidad, la siderurgia y los frigoríficos deben ser nacionalizados.
• Los compromisos financieros firmados a espaldas del pueblo no pueden ser reconocidos.
• Los monopolios que arruinan nuestra industria y que durante largos años nos han estado despojando, deben ser expulsados sin compensación de ninguna especie.
• Sólo una profunda reforma agraria, con las expropiaciones que ella requiera, puede efectivizar el postulado de que la tierra es de quien la trabaja.
• Los hijos de obreros tienen los mismos derechos a todos los niveles de la educación que hoy gozan solamente los miembros de las clases privilegiadas.
A los que afirman que los trabajadores deben permanecer indiferentes al destino del país y pretenden que nos ocupemos solamente de problemas sindicales, les respondemos con las palabras de un inolvidable compañero, Amado Olmos, quien días antes de morir, desentrañó para siempre esa farsa:
El obrero no quiere la solución por arriba, porque hace doce años que la sufre y no sirve. El trabajador quiere el sindicalismo integral, que se proyecte hacia el control del poder, que asegura en función de tal el bienestar del pueblo todo. Lo otro es el sindicalismo amarillo, imperialista, que quiere que nos ocupemos solamente de los convenios y las colonias de vacaciones.
5.Las palabras de Olmos marcan a fuego el sector de dirigentes que acaban de traicionar al pueblo y separarse para siempre del movimiento obrero. Con su experiencia, que ya era sabiduría profética, explicó los motivos de esa defección.
“Hay dirigentes —dijo—, que han adoptado las formas de vida, los automóviles, las casas, las inversiones y los gustos de la oligarquía a la que dicen combatir. Desde luego con una actitud de ese tipo no pueden encabezar a la clase obrera”.
Son esos mismos dirigentes los que apenas iniciado el congreso normalizador del 28 de marzo, convocado por ellos mismos, estatutariamente reunido, que desde el primer momento sesionó con el quórum necesario, lo abandonaron por no poder dominarlo y cometieron luego la felonía sin precedentes en los anales del sindicalismo de denunciar a sus hermanos ante la Secretaría de Trabajo. Son ellos los que hoy ocupan un edificio vacío y usurpan una sigla, pero han asumido al fin su papel de agentes de un gobierno, de una oligarquía y de un imperialismo
¿Qué duda cabe hoy de que Olmos se refería a esos dirigentes que se autocalifican de “colaboracionistas” y “participacionistas”? Durante más de un lustro cada enemigo de la clase trabajadora, cada argumento de sanciones, cada editorial adverso, ha sostenido que no existía en el país gente tan corrompida como algunos dirigentes sindicales. Costaba creerlo, pero era cierto. Era cierto que rivalizaban en el lujo insolente de sus automóviles y el tamaño de sus quintas de fin de semana, que apilaban fichas en los paños de los casinos y hacían cola en las ventanillas de los hipódromos, que paseaban perros de raza en las exposiciones internacionales.
Esa satisfacción han dado a los enemigos del movimiento obrero, esa amargura a nosotros. Pero es una suerte encontrarlos al fin todos juntos —dirigentes ricos que nunca pudieron unirse para defender trabajadores pobres—, funcionarios y cómplices de un gobierno que se dice llamado a moralizar y separados para siempre de la clase obrera.
Con ellos, que voluntariamente han asumido ese nombre de colaboracionistas, que significa entregadores en el lenguaje internacional de la deslealtad, no hay advenimiento posible. Que se queden con sus animales, sus cuadros, sus automóviles, sus viejos juramentos falsificados, hasta el día inminente en que una ráfaga de decencia los arranque del último sillón y de las últimas representaciones traicionadas.
6.La CGT de los Argentinos no ofrece a los trabajadores un camino fácil, un panorama risueño, una mentira más. Ofrece a cada uno un puesto de lucha.
Las direcciones indignas deben ser barridas desde las bases. En cada comisión interna, cada gremio, cada federación, cada regional, los trabajadores deben asumir su responsabilidad histórica hasta que no quede un vestigio de colaboracionismo. Esa es la forma de probar que la unidad sigue intacta y que los falsos caudillos no pueden destruir desde arriba lo que se ha amasado desde abajo con el dolor de tantos.
Este movimiento está ya en marcha, se propaga con fuerza arrasadora por todos los caminos de la República.
Advertimos sin embargo que de la celeridad de ese proceso depende el futuro de los trabajadores. Los sectores interesados del gobierno elegido por nadie no actúan aún contra esta CGT elegida por todos; calculan que la escisión promovida por dirigentes vencidos y fomentada por la Secretaría de Trabajo bastará para distraer unos meses a la clase obrera, mientras se consuman etapas finales de la entrega.
Si nos limitáramos al enfrentamiento con esos dirigentes, aun si los desalojáramos de sus últimas posiciones, seríamos derrotados cuando en el momento del triunfo cayeran sobre nosotros las sanciones que debemos esperar pero no temer.
El movimiento obrero no es un edificio ni cien edificios; no es una personería ni cien personerías; no es un sello de goma ni es un comité; no es una comisión delegada ni es un secretariado. El movimiento obrero es la voluntad organizada del pueblo y como tal no se puede clausurar ni intervenir.
Perfeccionando esa voluntad pero sobre todo esa Organización debemos combatir con más fuerza que nunca por la libertad, la renovación de los convenios, la vigencia de los salarios, la derogación de leyes como la 17.224 y la 17.709, la reapertura y creación de nuevas fuentes de trabajo, el retiro de las intervenciones y la anulación de las leyes represivas que hoy ofenden a la civilización que conmemora la declaración y el ejercicio de los derechos humanos.
Aun eso no es suficiente. La lucha contra el poder de los monopolios y contra toda forma de penetración extranjera es misión natural de la clase obrera, que ella no puede declinar. La denuncia de esa penetración y la resistencia a la entrega de las empresas nacionales de capital privado o estatal son hoy las formas concretas del enfrentamiento. Porque la Argentina y los argentinos queremos junto con la revolución moral y de elevamiento de los valores humanos ser activos protagonistas y no dependientes en la nueva era tecnológica que transforma al mundo y conmociona a la humanidad.
Y si entonces cayeran sobre nosotros los retiros de personería, las intervenciones y las clausuras, será el momento de recordar lo que dijimos en el congreso normalizador: que a la luz o en la clandestinidad, dentro de la ley o en las catacumbas, este secretariado y este consejo directivo son las únicas autoridades legítimas de los trabajadores argentinos, hasta que podamos reconquistar la libertad y la justicia social y le sea devuelto al pueblo el ejercicio del poder.
7.La CGT de los Argentinos no se considera única actora en el proceso que vive el país, no puede abstenerse de recoger las aspiraciones legítimas de los otros sectores de la comunidad ni de convocarlos a una gran empresa común, no puede siquiera renunciar a la comunicación con sectores que por una errónea inteligencia de su papel verdadero aparecen enfrentados a nuestros intereses. Apelamos pues:
• A los empresarios nacionales, para que abandonen la suicida política de sumisión a un sistema cuyas primeras víctimas resultan ellos mismos. Los monopolios no perdonan, los bancos extranjeros no perdonan, la entrega no admite exclusiones ni favores personales. Lealmente les decimos: fábrica por fábrica los hemos de combatir en defensa de nuestras conquistas avasalladas, pero con el mismo vigor apoyaremos cada empresa nacional enfrentada con una empresa extranjera. Ustedes eligen sus alianzas: que no tengan que llorar por ellas.
• A los pequeños comerciantes e industriales, amenazados por desalojo en beneficio de cuatro inmobiliarias y un par de monopolios dispuestos a repetir el despojo consumado con la industria, a liquidar los últimos talleres, a comprar por uno lo que vale diez, a barrer hasta con el almacenero y el carnicero de barrio en beneficio del supermercado norteamericano, que es el mercado único, sin competencia posible. Les decimos: su lugar está en la lucha, junto a nosotros.
• A los universitarios, intelectuales, artistas, cuya ubicación no es dudosa frente a un gobierno elegido por nadie que ha intervenido las universidades, quemando libros, aniquilando la cinematografía nacional, censurando el teatro, entorpeciendo el arte. Les recordamos: el campo del intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante, y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de su tierra.
• A los militares, que tienen por oficio y vocación la defensa de la patria: Nadie les ha dicho que deben ser los guardianes de una clase, los verdugos de otra, el sostén de un gobierno que nadie quiere, los consentidores de la penetración extranjera. Aunque se afirme que ustedes no gobiernan, a los ojos del mundo son responsables del gobierno. Con la franqueza que pregonan les decimos: que preferiríamos tenerlos a nuestro lado y del lado de la justicia, pero que no retrocederemos de las posiciones que algunos de ustedes parecieran haber abandonado pues nadie debe ni puede impedir el cumplimiento de la soberana voluntad del pueblo, única base de la autoridad del poder público.
• A los estudiantes queremos verlos junto a nosotros, como de algún modo estuvieron juntos en los hechos, asesinados por los mismos verdugos, Santiago Pampillón y Felipe Vallese. La CGT de los Argentinos no les ofrece halagos ni complacencias, les ofrece una militancia concreta junto a sus hermanos trabajadores.
• A los religiosos de todas las creencias: sólo palabras de gratitud para los más humildes entre ustedes, los que han hecho suyas las palabras evangélicas, los que saben que “el mundo exige el reconocimiento de la dignidad humana en toda su plenitud, la igualdad social de todas las clases”, como se ha firmado en el concilio, los que reconocen que “no se puede servir a Dios y al dinero”. Los centenares de sacerdotes que han estampado su firma al pie del manifiesto con que los obispos del Tercer Mundo llevan a la práctica las enseñanzas de la Populorum Progressio: “La Iglesia durante un siglo ha tolerado al capitalismo… pero no puede más que regocijarse al ver aparecer en la humanidad otro sistema social menos alejado de esa moral… La Iglesia saluda con orgullo y alegría una humanidad nueva donde el honor no pertenece al dinero acumulado entre las manos de unos pocos, sino a los trabajadores obreros y campesinos”.Ese es el lenguaje que ya han hablado en Tacuarendí, en Tucumán en las villas miserias, valerosos sacerdotes argentinos y que los trabajadores quisiéramos oir en todas las jerarquías.
8.La CGT convoca en suma a todos los sectores, con la única excepción de minorías entregadoras y dirigentes corrompidos, a movilizarse en los cuatro rincones del país para combatir de frente al imperialismo, los monopolios y el hambre. Esta es la voluntad indudable de un pueblo harto de explotación e hipocresía, herido en su libertad, atacado en sus derechos, ofendido en sus sentimientos, pero dispuesto a ser el único protagonista de su destino.
Sabemos que por defender la decencia todos los inmorales pagarán campañas para destruirnos. Comprendemos que por reclamar libertad, justicia y cumplimiento de la voluntad soberana de los argentinos, nos inventarán todos los rótulos, incluso el de subversivos, y pretenderán asociarnos a secretas conspiraciones que desde ya rechazamos.
Descontamos que por defender la autodeterminación nacional se unirán los explotadores de cualquier latitud para fabricar las infamias que les permitan clausurar nuestra voz, nuestro pensamiento y nuestra vida.
Alertamos que por luchar junto a los pobres, con nuestra única bandera azul y blanca, los viejos y nuevos inquisidores levantarán otras cruces, como vienen haciendo a lo largo de los siglos.Pero nada nos habrá de detener, ni la cárcel ni la muerte. Porque no se puede encarcelar y matar a todo el pueblo y porque la inmensa mayoría de los argentinos, sin pactos electorales, sin aventuras colaboracionistas ni golpistas, sabe que sólo el pueblo salvará al pueblo.
Fuentes: Roberto Baschetti. Documentos de la resistencia peronista 1955-1970 Editorial De La Campana, La Plata, 1997.
www.cgtargentinos.org
1986 – CGT Programa de los 26 puntos para la Unión Nacional.
Antecedentes.
1. El período dictatorial.
La instauración de la brutal dictadura militar denominada “Proceso de Reorganización Nacional”, entre el 24 de marzo de 1976 hasta el 9 de diciembre de 1983, fue uno de los peores períodos históricos de nuestra Nación y nuestro Pueblo.
La clase trabajadora, sus organizaciones, dirigentes, delegados y militantes gremiales fueron el blanco predilecto, y necesario, para comenzar la destrucción del país industrial, del pleno empleo y de las principales conquistas sociales alcanzadas hasta entonces.
En el terreno específicamente sindical la dictadura intervino la CGT y encarceló a los dirigentes de los principales gremios, suprimió buena parte de la legislación laboral, empezando por la propia ley de Contrato de Trabajo nro. 20744, la penalización de la huelga, etc. Al mismo tiempo se reprimió a los dirigentes y delegados que resistieron esas medidas, entre decenas de miles algunos de los casos más notorios fueron los secuestros y posterior desaparición de René Salamanca (Secretario general SMATA-Córdoba), Oscar Smith (Secretario general Luz y Fuerza-Capital) y Jorge Di Pasquale (Secretario General Sindicato de Empleados de Farmacia.
Pero el ataque al sindicalismo no se registró sólo contra los dirigentes nacionales, sino también y sobre todo contra los delegados miembros de Comisiones Internas, y contra los intentos de reconstrucción de los cuerpos de delegados que procuraban reemplazar, a nivel de las empresas, la ausencia de acción sindical de las organizaciones intervenidas por las Fuerzas Armadas.
A éste movimiento de base pertenecían muchos de los militantes y activistas sindicales y gremiales que sufrieron la represión en forma de muerte, desaparición, cárcel, exilio, despidos, etc.
Hacia de 1977, luego de las huelgas y movilizaciones de los primeros meses, la reorganización del movimiento sindical tuvo dos expresiones muy claras:
Primero, se conformó la “Comisión de los 25”, integrada, entre otros, por Roberto García(taxistas), José Luis Castillo (Obreros navales), Roberto Digón (tabaco), Carlos Cabrera (mineros), Ricardo Perez (camioneros), Juan Horvath (estatales-ATE), Abdala Baruch (metalúrgicos-UOM), Saúl Ubaldini (cerveceros) y Fernando Donaires (papeleros). Esta se caracterizó por la fuerte confrontación política y social con la dictadura ya que reivindicaba la liberación de los dirigentes y delegados presos, la restitución las organizaciones y de la legislación laboral y sindical a los trabajadores, amén de la impugnación a las principales líneas de la política económica y el reclamo por la restauración de la democracia.
Y en segundo lugar, se integró la “Comisión de Gestión y Trabajo”, de la cual participaron Jorge Triaca (plásticos), Luis Guerrero (metalúrgicos-UOM), José Lezcano (Luz y Fuerza), y Delfor Giménez (textiles-AOT). En este caso, tendían a priorizar la negociación con la dictadura, y a establecer acuerdos sectoriales, como medio de recuperar y preservar las estructuras sindicales, y desde ahí, mejorar la defensa gremial.
Es decir, durante éstos años los dirigentes que habían logrado permanecer al frente de sus organizaciones se escindieron entre quienes desplegaban, o intentaban una política de oposición al régimen, y quienes buscaban espacios de negociación con los militares, como instancia para recuperar las posiciones gremiales perdidas.
Aunque surgieron otros, e incluso se produjeron cambios al interior de éstos agrupamientos, sin duda, se destacan como expresión cabal de dos posiciones, y dos modos de actuar, muy diferentes, con respecto a la dictadura militar y sus políticas.
El 27 de abril de 1979 la Comisión de los 25 convocó a la primera huelga general, y a partir de allí comienza una nueva etapa de resistencia política y social y de reorganización sindical. La respuesta del gobierno fueron los decretos que modificaban regresivamente la legislación de asociaciones profesionales), prohibiendo la posibilidad de reconstruir la central única (CGT); y también, la normativa de las obras sociales, separándolas de los respectivos sindicatos.
En 1980, a partir de la iniciativa de algunas Regionales, muy activas, de la CGT (entre ellas la de Avellaneda-Lanús) y de la propia Comisión de los 25, se conformó la llamada CGT-Brasil, así denominada por la ubicación de su sede en una casona del barrio de Constitución, en Capital Federal); su Secretario General fue Saúl Ubaldini, dirigente cervecero de importante trayectoria posterior, y su principal intención era aunar los esfuerzos de los distintos sectores para desarrollar una protesta social más activa contra el régimen.
Esta CGT-Brasil impulsó una nueva huelga general el 22 de julio de 1981, que tuvo mayor incidencia en los gremios industriales, y fuerte repercusión política.
Pocos meses después, esta línea de acción se profundizó con la movilización realizada el 30 de marzo de 1982 hacia la Plaza de Mayo, que fue brutalmente reprimida.
Mientras, el otro agrupamiento, que se nucleaba ahora a la Comisión Nacional del Trabajo y a los llamados 20 gremios (CNT-20), tras haber obtenido el reconocimiento de la dictadura, que le entregó el edificio histórico de la calle Azopardo, pasó a llamarse precisamente CGT-Azopardo, con Jorge Triaca, de los plásticos, como secretario general (recordemos que es el mismo dirigente que fue ministro de Trabajo del presidente Menen en 1989).
Desde mediados de 1982, y también como resultado de la guerra de Malvinas, el régimen militar se debilitó, y el sindicalismo opositor nucleado mayoritariamente, en la CGT-Brasil, desarrolló una activa movilización social con el objetivo de recuperar los niveles salariales, muy deteriorados durante la guerra debido al congelamiento salarial impuesto por Galtieri, y a la suba de la inflación en el período.
Una oleada de conflictos laborales en demanda de mejoras salariales, y como manifestaciones antidictatoriales y por la democracia, fue colocando a los dirigentes sindicales en el centro de la escena política y social.
Finalmente, en octubre de 1983, días antes de las elecciones presidenciales, con una CGT unificada, conducida por Ubaldini, secundado por Triaca como adjunto, se realiza, con acatamiento masivo, la última huelga general del período dictatorial.
2. El período democrático (desde el 10 de diciembre de 1983 en adelante)
Los tres primeros años de la recuperación de las instituciones democráticas estuvieron plagadas de conflictos entre los sindicatos y el nuevo gobierno libremente electo.
Prácticamente desde el primer momento de la gestión de Alfonsí se entabló una confrontación política y social que se expresó en distintos ámbitos y escenarios, desde el Congreso de la Nación hasta las movilizaciones y actos en las calles.
En la base de esta disputa estaban dos situaciones básicas:
1- la crítica situación económica luego de un largo período de estancamiento, y el creciente volumen de la deuda externa, ambos pesada herencia del régimen oligárquico-militar, y
2- la deteriorada situación jurídica, económica y financiera de los sindicatos y sus obras sociales, resultante concreto del objetivo político dictatorial de destruir, o menguar todo lo posible, el poder político, social y organizativo que la clase trabajadora nacional había alcanzado en el período 1945/1975.
La situación económica y social.
La situación económica y social fue encarada por el gobierno, al principio, con la expectativa de lograr evitar el pago de los elevados intereses de la deuda externa, e intentar una política de ingresos que paliara en parte el deterioro de los salarios. Ambos intentos fracasaron. Hacia fines de 1984 tuvo que negociar con el FMI. y afrontar el pago, mientras un rápido proceso inflacionario afectaba aún más a los ingresos de los asalariados.
Como consecuencia, hacia junio de 1985, se implementó el Plan Austral con la pretensión de contener la suba de los precios, y se impuso el congelamiento de precios y salarios. Este congelamiento suponía convalidar la regresiva distribución de la riqueza heredada del régimen militar, a pesar de las intenciones del gobierno radical y de la fuerza de los reclamos sociales y sindicales para modificarla.
Si en 1975 los asalariados percibían aproximadamente el 45% del ingreso nacional, diez años más tarde, con estancamiento económico y una población más numerosa, era sólo un 30% lo que recibían los trabajadores.
La CGT se opuso al congelamiento de salarios, considerando al Plan Austral como un medio para resolver el pago de la deuda externa a costa de los salarios, más allá de la intención antiinflacionaria invocada por el gobierno.
En este contexto se produjo la declaración del Consejo Directivo del 18 de noviembre de 1983 (ver anexo documentos).
La situación institucional sindical.
La continuidad de las normas laborales y sindicales del “Proceso”, muchas de ellas proscriptivas e inconstitucionales, fue otra fuente permanente de conflictos entre el gobierno y los sindicatos.
La normalización acordada (ley 23071), después de un primer intento fallido del oficialismo en el Congreso Nacional, permitió la realización de elecciones gremiales con la participación de una amplia mayoría de afiliados durante los años 1984/1985. Además estaba pendiente definir la representación de la CGT. todavía proscripta por la vigencia del decreto dictatorial nro. 22105 de 1979. Esta situación fue salvada en parte por un reconocimiento de hecho del gobierno presidido por el Dr. Alfonsín hacia la dirección sindical provisoria que la legitimaba para desarrollar negociaciones institucionales.
En función de este estado de cosas socio-económico e institucional fue que la Central sindical propuso un “Programa de los 26 puntos para la Unión Nacional”, junto a la convocatoria a un paro general, en agosto de 1986.
Aun así, la personería gremial de la CGT no fue restituida por el gobierno hasta el Congreso normalizador de noviembre de 1986, y hubo que esperar hasta 1988, con la sanción de la nueva ley de asociaciones sindicales
(nº 23551), para un reconocimiento institucional y legal pleno. Lo propio ocurrió con la legislación correspondiente a las convenciones colectivas de trabajo.
PROGRAMA DE LOS 26 PUNTOS PARA LA UNION NACIONAL
DEUDA EXTERNA.
1) Establecer una moratoria para el pago de los servicios de la pretendida deuda externa, en razón de la necesidad vital de aplicar los recursos nacionales a la inmediata reactivación de la economía nacional.
2) Someter al Congreso Nacional, como lo establece la Constitución, la decisión sobre la naturaleza y legitimidad de la pretendida deuda externa y sobre los compromisos y plazos a negociar una vez superadaza la actual emergencia nacional, excluyendo terminantemente toda formula que implique la renuncia a la inmunidad soberana, admita jurisdicción judicial extranjera y coloque al Estado como garante total y solidario por la devolución de créditos contraídos o en gestión.
3) No contraer nuevas obligaciones para pagar servicios ni admitir el crecimiento usurario de la pretendida deuda externa por recargo de intereses bancarios.
REORDENAMIENTO FINANCIERO.
4) Colocar el sistema financiero al servicio del país mediante un Banco Central que actúe como orientador del crédito, privilegiando las actividades productivas, a través de una ley de entidades financieras de prioritario tratamiento por el Congreso de la Nación para poner coto a un sistema financiero dirigido aun por la ley 21526, de la dictadura, que desestabilizó a todo el sistema productivo a través de la especulación y concertación del crédito.
NACIONALIZACION DE LOS DEPOSITOS BANCARIOS.
5) Reimplantar la nacionalización de los depósitos bancarios, que son el resultado del ahorro publico, para que esos recursos genuinamente argentinos sean empleados para impulsar la producción y los servicios de interés primordial del pueblo y de la Nación a través de normas y pautas crediticias decididas por el Banco Central con participación de los sectores de la producción y el trabajo. De esta forma el sistema bancario oficial y privado será
la palanca esencial de la reactivación económicas.
REFORMA TRIBUTARIA.
6) Impulsar una reforma impositiva inspirada en el crecimiento de la actividad productora de bienes y servicios e impulsar una reforma impositiva que estimule la producción, libere el trabajo y desaliente la especulación.
MOVILIZACION PRODUCTIVA.
7) Movilizar el alto margen de capacidad ociosa mediante medidas de inmediato apoyo fiscal y crediticio, directamente condicionadas a planes efectivos de mayor producción y de preservación y aumento de los niveles de ocupación, con control de su efectivo cumplimiento.
VIVIENDA POPULAR.
8) Poner inmediatamente en marcha planes de construcción de viviendas a todos los sectores mediante un crédito ágil, con rápido empleo de recursos bancarios. Dichos planes, además de contribuir a solucionar un agudo problema social, actuaran como fuerte multiplicador de la ocupación y complementaran la política de reactivación con uso de insumos no sujetos a las necesidades de importación.
EXPORTACIONES.
9) Promover estímulos directos e indirectos que permitan organizar corrientes sostenidas de exportaciones con algo nivel agregado que, paralelamente con las de la producción primaria, consolidan la actividad económica y privilegian el trabajo nacional.
10) Impulsar un proceso de sustitución de importaciones congruente con el esfuerzo de reactivación del aparato productivo nacional, generando el adecuado ahorro de divisas que impone la actual situación.
11) Recuperar la paridad en la asignación de fletes navales y terrestres de nuestro comercio exterior, evitando la evaporación de divisas hacia transportistas extranjeros.
12) La perspectiva exportador5a no debe limitarse a una extrema liquidación de stocks, forzada por la inducida anemia del mercado interno, con el solo propósito de allegar dólares al pago de obligaciones de la pretendida deuda externa, sino organizarse como una estrategia nacional permanente.
INVERSION PUBLICA REACTIVADORA.
13) Revalorizar la inversión publica articulando un estricto orden de prioridades para facilitar que los servicios y empresas del Estado recuperen su mayor nivel de eficiencia y concurran a aumentar la capacidad productiva nacional y de exportación de bienes y tecnología.
ORGANISMOS Y EMPRESAS DEL ESTADO.
14) Defender enérgicamente el fortalecimiento y desarrollo de las empresas estructurales del Estado, y las destinadas a la explotación de sus riquezas naturales y servicios públicos, y todas las relacionadas con el desarrollo tecnológico que son propiedad del pueblo y patrimonio de la Nación, indispensables para consolidar la independencia económica y la soberanía nacional, y propender a la participación de los trabajadores en la conducción y contralor de dichas empresas, para garantizar el éxito de la gestión empresaria y la puesta en marcha de las obras publicas paralizadas con grave daño para el bienestar general.
DEFENSA Y RECUPERACION INDUSTRIAL.
15) Defender y recuperar el nivel alcanzado por la Argentina en sus industrias de base y punta, en tanto las mismas constituyen los pilares fundamentales e insustituibles de un crecimiento económico y tecnológico nacional.
FEDERALISMO ECONOMICO.
16) Asegurar la legitima, equitativa y efectiva asignación de la coparticipación de los recursos tributarios, garantizando, mediante el federalismo económico, el papel fundamental que deben cumplir las provincias en el desarrollo armónico de la Nación. Es imprescindible evitar que el paternalismo administrativo del gobierno nacional desvirtúe la presencia federal
de nuestro régimen constitucional.
PROMOCION DE LA INVERSION PRIVADA.
17) Promover el apoyo al esfuerzo inversor mediante un conjunto de reglas claras y estables, dentro de un orden de prioridades que informe un modelo de desarrollo nacional explicito.
ORDENAMIENTO CONSTITUCIONAL.
18) Defender el orden democrático y republicano en relación con las facultades reservadas al Congreso Nacional por la Constitución, como el tratamiento de las cuestiones económicas fundamentales: signo monetario, deuda externa y presupuesto de la Nación, y luchar para que no se exceda la autoridad económica, por ningún concepto, de la juridiccion constitucional, especialmente en sus negociaciones con el exterior.
LEGALIDAD Y JUSTICIA SOCIAL.
19) Declarar cuanto antes la caducidad de las disposiciones dictatoriales que anularon las leyes democráticas de organización sindical, contrato de trabajo, convenios colectivos, etc., y volver al pleno imperio de las leyes democráticamente sancionadas, cuya reforma solo puede operarse por el Congreso Nacional. El mantenimiento de le legislación dictatorial repugna al espíritu democrático argentino.
20) Garantizar en la practica los derechos del trabajador establecidos por la Constitución Nacional, así como el funcionamiento de las convenciones colectivas de trabajo, amparadas expresamente en el texto constitucional.
21) Preservar el cumplimiento de las finalidades de las obras sociales del constante deterioro que se viene produciendo en su situación económico financiera, en virtud de la caída del salario, la persistente mora empresaria en el deposito de los aportes y la conducción ineficiente de las intervenciones prolongadas inexplicablemente por el gobierno democrático.
22) Defender el sistema de obras sociales del absorcionismo oficial, y propender a su recuperación y funcionamiento mediante el cese inmediato de las intervenciones que aun subsisten, procediéndose al reintegro a la organización gremial correspondiente, como único medio de garantizar prestaciones médicas indispensables que hoy se encuentran en falencia cuando no suspendidas.
23) Normalizar el Instituto Nacional de Obras Sociales integrando a su conducción a la representación de la CGT.
24) Elevar el salario de los trabajadores y jubilados para asegurar una retribución justa que contribuya como mecanismo de reactivación a través del consumo interno.
REFORMA DEL SISTEMA PREVISIONAL.
25) Redefinir globalmente el sistema jubilatorio, determinando que sus recursos se forman como aportes que son salarios diferidos de los trabajadores y no mediante impuestos inespecíficos que se recaudan con cualquier fin y con total desvinculación de su función social. Las Cajas de Previsión son organismos de esencia social vinculados al trabajo y deben ser conducidas con participación directa de los trabajadores activos y pasivos. Exigir el cumplimiento de las disposiciones legales sobre movilidad de los haberes jubilatorios en relación con los sueldos percibidos por los trabajadores en actividad.
EDUCACION Y CULTURA.
26) Promover la urgente reforma educativa en todos los niveles, a fin de alcanzar la formación de una conciencia nacional independiente, con amplio respeto por las modalidades regionales y las expresiones culturales de las provincias, acentuando la integración federalista de nuestro país y reformular el plan de alfabetización sobre pautas culturales y sociales propias de nuestro pueblo. Reclamar el urgente aumento del presupuesto educativo para remediar la deserción escolar, el aumento del analfabetismo, la falta de escuelas, el funcionamiento inapropiado de las necesidades reales de los comedores escolares y la casi total ausencia de escuelas hogares. Revalorizar la función de los trabajadores de la educación, en lo referente a la legislación, los salarios y el sistema provisional. Defender los valores culturales propios, con amplia participación del pueblo y mediante la inclusión de expresiones artísticas que amplíen y aseguren equitativamente fuentes de trabajo a creadores y artistas identificados con estos altos fines, en los medios masivos de difusión cultural.